Le lac de la vérité

 

 

 

“Soy un hijoputa, pero hijoputa hijoputa”. Así es como anoche Miguel Lago dio comienzo a su interpretación en el teatro Talia. Probablemente todos hayamos visto infinidad de monólogos en la red, desde los famosos americanos de Goyo Giménez hasta las exnovias del guapo de David. Todos ellos sostienen un objetivo en común: entretener al espectador con reflexiones y emociones expresadas en voz alta, pero no todos lo hacen con esa templanza y saber estar.
El espectáculo se hacía llamar “Soy un miserable” siendo anteriormente conocido como “Soy un hijoputa”. Mi pregunta es: ¿Fue Miguel o fueron los mismos espectadores quienes pusieron título a la obra? En cualquier caso, todo se resume a lo siguiente y es que ¿Por qué cuesta tanto decir una verdad impepinable? Los viejos porque son viejos, los niños porque son niños y las putas porque ellas lo han elegido así.
Lo mismo pasa con los vídeos de boda. Sí, esos en los que se ven más miradas cómplices, besos y abrazos juntos que en 8 años de relación joder. No habéis montado en bicicleta con alguien en el manillar desde el 95 ni habéis comido un helado de 5 bolas en la vida ¿Por qué dejáis que un tipo al que estáis pagando por ello os grabe pensando “Cómo pesa esta condenada” o “En realidad me gusta más el Calipo”? Todo esto se refleja en el resultado final, una mezcla entre El paciente inglés y Atrapado en el tiempo.
Quisiera romper una lanza a favor de todos/as aquellos/as que se inventan palabras y pecan de antisuperficialidad: Las cosas se cuentan tal y como son y el color rosa es una mierda como un castillo.


Recomendable Miguel Lago para todos aquellos que quieran pasar una noche divertida, y sobre todo, sincera.