Profite de la vie

 

Profite de la vie

No deberíamos tener derecho a enfadarnos, nunca. ¿Quejarse? ¿Por qué? Somos afortunados. Porque hemos tenido la suerte de vivir una vida digna. Porque hemos tenido la suerte de no tener un jardín trasero plagado de minas antipersonas, porque no hemos sufrido los males de ninguna guerra, no somos ninguno de esos desplazados, porque por mucho que nos digan que la economía decae y que nuestro futuro es el paro, debemos sentirnos bien. No tenemos excusa. Nos quieren zarandear.
Pero mientras, tenemos pequeños detalles por los que vale la pena levantarse por las mañanas y no insultar al prójimo cuando hay un atasco de camino al trabajo. Esos pequeños detalles, una mañana soleada de surf con tus amigos, unas cervezas en alguna terraza, leer a Bukowski bajo la sombra de algún árbol o cocinar un risotto a las seis de la mañana en la playa tarareando algo de Cut Copy después de hacer fotos en una fiesta y levantarse para mover el culo encima del longboard.


Son pequeños detalles, detalles que marcan el día a día, detalles que marcan una vida y que quedan para siempre.